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...Continuación de la narración de Alcover en 1906...
-...Continuación de la narración de Alcover en 1906...
La obra de incuestionable necesidad y urgencia, es la del desagüe del río. Esta es perentoria, inminente, urgentísima, palpitante. La vida de Sagua la demanda a gritos estentóreos. Encuéntrase hoy este pueblo en el estado de esos enfermos graves que requieren de la inmediata intervención quirúrgica; si así no se hace, muerenirremisiblemente. Si enseguida no se procede a estudiar el problema del desagüe y la obra no se acomete con decisión y prontitud, podremos decir que la República ha dictado su fallo inexorable:
“Delenda est Sagua”
Y destruída sea por el abandono en que se deja, a merced de la furia del río que la baña.
Federico M. Alcover, ingeniero civil, de la Escuela de troy (Albany, N.Y.) y tío del que suscribe, -fallecido el pasado año – era un conocedor inteligente de toda la comarca que riega el Sagua temible. Como cuarenta años hacía que venía midiendo terrenos por la jurisdicción y conocía el río al dedillo, como suele decirse. Muchas veces, sin que jamás lo hubiera visto variar de criterio, me dijo: - “No me diera Dios trabajo más difícil de vecer en la vida, que llevar a cabo esa obra que llaman tan romana, de poner el río en condiciones de que, por los siglos no ofrezca peligros para Sagua.”
Y el ingeniero Alcover decía: “hacer un desagüe por medio de una zanja o canal en Sitiecito o antes de llegar a esta Villa, buscando el consiguiente derrame de las aguas por un plano inclinado que las conduzca a la costa del Este; después, ahorrar millas entre Sagua y la boca del río, es decir, ofrecer rápida y franca salida, rompiendo los tornos y destruyendo las pasas. Si se quiere más, una zanja ancha entre el demolido ingenio “Pastora,” (situado a la derecha del río, entre Sagua y la desembocadura) y la playa del Uvero, en su mayor parte terreno cenagoso, y se habrá conseguido librar a Sagua de toda posibilidad de inundaciones.
Esa, u otra, es la obra que hay que realizar, cueste lo que cueste, porque así lo demanda uno de los pueblos más cultos, más conocidos, más bonitos y acaso el más castigado de Cuba.
No hay que pensar en canalización ni en cosa parecida. La importancia comercial de Sagua no es suficiente a demandar la inversión de una porción de millones de pesos, que a tanto ascendería la obra en que piensan muchos ilusos. Sublime sería que se hiciera; pero, gracias que conmovamos a nuestros legisladores a fin de que nos dediquen un millón para lo que necesitamos, o un poco más si fuese menester. Nada de más exigiríamos. En estos críticos momentos estamos viedo que solo para dar agua a Camagüey se concederán $ 600, 000 y por ahí otro tanto se concedió antes a Santiago de Cuba para obra análoga. Acaso el puerto de Cárdenas, sin resultado positivo alguno al fin, cueste al Tesoro nacional algunas millonadas y no costará menos el paseo del Malecón en esa Capital. En buena hora sea todo y para todos; pero de ahí que Sagua, en estos momentos necesita de mucho menos de lo que suman esos beneficios citados. No es cuerdo,ni legítimo, ni patriótico discutirle el derecho a la vida y la tranquilidad a un pueblo que honra como tal, desde el punto de vista urbano y del comercial, a la nación cubana.
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... Narrado minuto a minuto por Don Antonio Alcover durante la inundación de Sagua la Grande el 16 y 17 de Junio de 1906...
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