LA SEGURIDAD PUBLICA Y EL AGUA POTABLE
Acontecimiento narrado minuto tras minuto el 16 y 17 de Junio de 1906 por Antonio Miguel Alcover.
LA SEGURIDAD PUBLICA
Cubiertas las perentorias exigencias de la higienización y del hambre, se imponía que al propio tiempo fueran adoptadas medidas de orden público a fín de evitar los desmanes de los que dejándose guiar por instintos criminales y queriendo aprovecharse de las circunstancias anormales porque se atravesaba, intentara apoderarse de lo ajeno contra la voluntad de su dueño y a espaldas de este.
Verdaderamente que para los “cacos” los momentos no podían se más propicios. Muchos objetos y muebles estaban a la intemperie; no pocas viviendas ofrecían escasas seguridades en sus cierres; la oscuridad de la primera noche convidaba a la maldad ; la consternación era general; el temor de una “recidiva” que diría un galeno, tomaba cuerpo en la creencia del pueblo….. constituyendo todo esto un motivo bastante para la adopción de medidas de seguridad pública.
Y fuerza es confesar que tanto la guardia rural como la policía municipal, garantizaron la tranquilidad, sin que se tenga que registrar ningún caso digno de mención. Sagua, en ese momento, dio pruebas de moralidad.
AGUA POTABLE
Y entra ahora la cuarta cuestión de importancia que se presentó al Alcalde: el agua. El acueducto estaba interrumpido y no daba al consumo general el precioso líquido. Las aguas de los aljibes se habían confundido con las infectadas del río. No había pues, agua para apagar la sed y para las comidas, excepto en aquellas casas que salvaron la contenida en tanques.
El conflicto se presentaba en proporciones difíciles, pues aunque la empresa del ferrocarril puso a la disposición de la Alcaldía los carros tanques, que podían traer agua potable de donde la hubieray fuera fácil buscarla, ello, a mi entender no habría manera alguna resuelto el problema.
Pero la diligencia del administrador gerente del acueducto seño Gerardo J. Romero, salvó la situación y el pueblo de Sagua se vió pronto en disposición de aprovechar tan indispensable servicio. Plácemes merece el señor Romero y creo que oficialmente se le han rendido la más sinceras expresiones de agradecimiento.
Con muy buen juicio, después, el Alcalde ha ordenado que la bomba de incendios achicara los algibes y fueran limpiados.
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Más sobre las inundaciones del Undoso en el Website:
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ARCHIVO SABANEQUE
1970 - 2010